Este es un complejo tema y bastante espinoso. ¿Por que? Especialmente siendo que son los varones, a posteriori del movimiento feminista, se insertan en el tema y se convierten por asi decirlo, en juez y parte en el tema. Claramente la violencia masculina ha sido históricamente algo innegable y quién fuera para negarlo es un ignorante en el tema. Sin embargo, claro también está que la violencia que se ha ejercido para coercionar a otros varones para cumplir con el MMH (Modelo Masculino Hegemónico) es muy cierto y ahi es donde gran parte de los activistas o estudios@s del tema también han puesto su "ojo". Varios documentos internacionales colocan el tema en el tapete. Aquí solamente uno de esos ejemplos. No siento que es más que sensato de pensar en cómo pensar la violencia entre hombres como también una violencia de género (pensada solo como aquella ejercida hacia la mujer). No se trata de ser neomachista encubierto pero tampoco ser parte de un discurso complaciente y políticamente correcto sino (re)pensarse en cuanto ser masculino. Además si se pensara en solo esos términos quedaría excluida la violencia homofóbica, transfóbica etc. La violencia masculina está tan naturalizada que justamente quedó fuera de la posibilidad de ser conceptualizado sino desde el lugar de "lo natural en hombres" y eso a la larga, discursivamente, imposibilita la opción de tomar una ruta alternativa. La marca registrada de este concepto es poco consecuente. Es cierto que se puede apabullar con estadísticas la pretención de algunos varones de "apoderarse" de este concepto que duró tanto instalar en la mente publica pero por lo mismo sería incoherente (pensando en cómo funciona la violencia) de establecer una prohibición de pensar(se) y trabajar(se) desde la violencia que se ejerce entre hombres como una violencia de género. Esto no quita que se haga mantifestaciones o actos a favor de la violencia entre mujeres como este pero por lo mismo debiera considerarse que la violencia es cultural y no es algo innato en los hombres. La conferencia de RW Connell (con quien tuve -yo Devanir da Silva Concha- el privilegio de trabajar en dos investigaciones durante el 2006 y 2007) en el CIME del 2011 es muy iluminador en este sentido. El trabajarse puede venir de muchas formas, pero lo importante es impulsar la iniciativa personal de enfrentarse a si mismo, y no externalizar las propias incapacidades de resolución en otro@s. Las verdades son parciales, como asi lo dijo Clifford Geertz en un contexto totalmente distinto pero que se aplica la misma lógica en este caso. Todos obramos en el mundo de acuerdo con ciertos supuestos, esterotipos o simplificaciones existenciales y las "verdades" inhabilitan a pensarse como ser que puede cambiar. El poder (tanto como acto y como coerción) está en también en el Otr@. La victimización del sujeto no conlleva al empoderamiento (tal como lo plantes Elizabeth Batinder en su libro "Como salirse del camino equivocado") sino justamente a ser victima o ser victimizable, tal como lo plantea Maria Fernanda Stang “Matemos a la mujer, el femicidio desde la perspectiva de la performatividad” en el último numero de Revista Punto Género. Leyendo a Gabriel Salazar "Hombria y femeneidad" (TOMO IV de Historia Contemporánea de Chile) me parece que hay muchas similitudes con lo que él señala como parte del surgimiento del feminismo, que se hizo en el alero del los hombres mercantiles, militares y de bajo pueblo. O sea que en la actualidad los varones en el tema de masculinidad/es son parte de este estrato social y no otro. Esto no quiere decir que "gracias a los hombres las mujeres se dieron cuenta de...". Para nada sino que hoy los varones (pequeño burgeses) se encuentran en este mismo lugar en donde hay una leve fisura pero que sigue siendo - hasta ahora - la misma de siempre. Y esta nueva tensión, donde algunos varones abogan por la equidad e igualdad con las mujeres, y otros dicen "Pero que están haciendo...??" Pero no todos queremos - esperando que haya posibilidad de elecciones sobre cómo queremos llevar adelante nuestras vida de modo alternativo - ser incluidos en la misma bolsa que los masculinos oligárquicos, y porque tampoco podemos estar ahí. Y la jerarquía masculinista se recrea día a día, e incluso hay estudios que estandarizan lo biológico que llega hasta ser para la risa pero sigue la lógica de clasificar a los hombres mediante por ejemplo el tamaño del pene, tal como lo hace este sitio.
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