miércoles, 8 de julio de 2015

Kolectivo de varones invita a taller gratuito sobre violencia machista

Con el objetivo de reflexionar, debatir sobre miradas, experiencias y prácticas cotidianas de violencia machista de varones hacia las mujeres, entre hombres, con ellos mismos y con la sociedad, el Kolectivo Poroto "hombres por otros vínculos", realizará el taller “Violencias machistas”, destinado a la participación de varones como parte de las actividades que esta organización social realiza en su ciclo de talleres "Palabra de Hombre 2015".

De acuerdo con sus organizadores, el encuentro busca que sean los propios varones quienes trabajen desde sus construcciones identitarias de masculinidades, para desarrollar un proceso de problematización, haciendo patentes los privilegios masculinos y estructuras sobre las cuales descansa la violencia machista que se expresa en diversos planos y que afecta nuestra convivencia social.

("No es normal que tu pareja te golpee", mural construido junto a los/as compañeros/as del Centro Social Biblioteca Aeropuerto, 2013)

Francisco Farías, integrante del Kolectivo Poroto afirma que, “la violencia machista podemos observarla cuando hacemos política y nos tomamos la palabra en reuniones y/o asambleas, sin dejar hablar a otros/as; en los medios de comunicación, cuando las mujeres ocupan lugares accesorios al servicio de nuestros deseos heterosexuales; en los imaginarios sexistas que tenemos de las mujeres en nuestra sociedad; en nuestras homo, lesbo y transfobias cuando las construcciones de sujeto se localizan fuera del binarismo de género; en la desigual distribución del trabajo doméstico y las labores de crianza; y en la dolorosa expresión de odio hacia las mujeres que representan los femicidios".

“La invitación es a desnaturalizar los aprendizajes de masculinidades y los ejercicios de poder que los varones desarrollan en las relaciones sociales de género. Es una invitación en colectivo a construir alternativas al orden patriarcal de nuestra sociedad, desde la responsabilidad masculina frente a la violencia machista”, afirman los organizadores del taller, que por durante diez años trabajan en estas materias.

El taller “Violencias machistas” será gratuito, dirigido exclusivamente a varones, y se realizará el próximo Sábado 18 de julio, a partir de las 15:30 horas en la Sala Teatro Andrés Pérez, ubicada en Av. Presidente Balmaceda 1215, Santiago Centro (a un costado de la Estación Mapocho, Metro Cal y Canto, Línea 2).


Mayor información al correo electrónico kolectivoporoto@gmail.com
Contacto de prensa: Miguel Ángel González / 83346870

jueves, 11 de junio de 2015

La Copa América: Fútbol y Masculinidades (crónica).

La Copa América está a punto de iniciar los 90 minutos más intensos de la sangría futbolera americana. Aún resuenan los ecos de la fiesta mundialista que se vivió en Brasil 2014 y toda la pasión que se vivió en las canchas, estadios, bares, casas y en todos los lugares donde un televisor o una radio avivan la hinchada alentando a los gladiadores que buscan el gol.

La actual copa tiene en los chilenos/as un sentido cercano y próximo, se juega en nuestros estadios, las selecciones se alojan en nuestras ciudades y en esta copa “somos más protagonistas.” Aunque la mayor parte de los chilenos/as sólo se entera del fútbol por los medios de comunicación y son los menos los que participan de la fiesta de las galerías, los cantos, gritos de aliento, noventa minutos de saltos, gritos, de ofensas y chuchadas al equipo rival.



Cada día el fútbol con su maquinaria comercial, multimedial, económica y de moda impacta más  en la población; todos los medios y su difusión harán que el mes de junio sea sólo Copa América y toda la propaganda en torno a los noventa minutos más esperados por los hinchas. Un mar de poleras rojas, banderas, cornetas y papel picado adornaran las calles, todos preocupados del aparato donde transmiten los partidos, del asado y de la diversión. Las diferencias estarán marcadas por los barrios donde se reúne la hinchada, por sus bares, plazas y puntos de encuentro.

Sin ninguna duda esta fiesta futbolera en la que jugamos de local y que reúne a los mejores jugadores de este lado del mundo, lleva en su entraña la pasión orgásmica del triunfo, de burlar al rival, de hacer una jugada para ridiculizarlo y gritarle fuerte en su cara que agujereamos su entrepierna más resguardada, el arco; para demostrar con ello nuestra superioridad.

En ese espectáculo nos divertimos hombres, mujeres, niños/as, muchos jóvenes y cada vez más mujeres. Destacamos que cada vez más mujeres se hacen parte de esta fiesta porque toda la industria mediática, propagandista y amplificadora de la cultura futbolera tiene un sello machista, clasista, discriminador y sexista donde las mujeres son cosificadas de acuerdo a su cuerpo y el tipo de transgresión a las que están dispuestas, siempre a los ojos de los hombres que las miran con la misma pasión y calentura de gol. Además en este contexto futbolero regional, la explotación sexual infantil, la homofobia, son algunas de las prácticas que se generan en torno al fútbol y los dominios masculinos hegemónicos.

El fútbol nos gusta como juego, con su pasión, esfuerzo, juego de habilidad, trabajo colectivo y mucha garra. Si el equipo gana o pierde nos sigue gustando, nos gusta hacer la fila en el estadio y caminar rápido a la entrada de puerta que nos  lleva a la galería, nos gusta  cuando sale el equipo y millones de papeles picados, voces, gritos, saltos sudorosos, poleras al viento, millones de partículas azules, rojas y blancas en el cielo tras un sólo clamor, ganar y pasar la mejor tarde de la vida alentando al equipo.

Si ponemos la pelotita en tierra y miramos por donde va el contexto de esta Copa América y del fútbol cada vez más manejado por las empresas, nos gusta menos. Se levanta la estela de una fiesta diseñada para los hombres donde las mujeres son transformadas en un objeto de consumo, como la cerveza o el asado. Toda la fiesta es una fiesta de transgresión al servicio de los varones lo que potencia la fiebre machista y la hegemónica cultura patriarcal.

Como en la película brasileña “el año en que mis padres se fueron de vacaciones”  de Cao Hamburger, en el marco del mundial de 1970, mientas corre la pelota por los estadios y la hinchada atenta a los resultados, se vive otra historia, una más trágica en el Brasil de los oscuros años de la dictadura. Hoy en el marco de esta copa la violencia hacia las mujeres vive su peor jugada. Hoy ya son 28 las que han muerto en manos de sus (ex) parejas, pero parece que esto no existe, no está en la prensa, en las conversaciones, en las estadísticas de los centros de estudios, en las cartas de los lectores de diarios, etc. La muerte de las mujeres en manos de sus parejas no es tema de hombres. El femicidio no es parte de nuestra conversación social. El fútbol, sí.

Mientras la pelota corre por los estadios de Chile en esta Copa América, los hombres debemos poner la pelota en el piso, mirar en contexto y decir con fuerza que el partido de la violencia contra nuestras compañeras, amigas, vecinas, familiares y muchas otras mujeres, no lo jugamos, pero también debemos cuidarnos de ser parte de la hinchada que vocifera y canta una canción cargada de burlas, expresiones donde la feminización del rival es la constante y lo femenino es un objeto de uso, de burla y de ofensa.

Es cierto que el futbol, las copas, torneos, tardes de estadio y de bares mirando el partido, son mucho más que el machismo descrito, pero también son parte de él y no podemos  quedarnos parados viendo botear la pelota…

En esta Copa América no juguemos el partido de la violencia y del machismo. Juguemos el partido de la colaboración, el respecto, la indignación frente a la violencia machista que asesina mujeres en nuestra sociedad.
Kolectivo Poroto, hombres por otros vínculos
Junio, 2015.






sábado, 16 de mayo de 2015

Apuntes sobre el dolor social generacional (*)

Para Diego Guzmán Farías, estudiante de Prevención de Riesgos 
y Exequiel Borvarán Salinas, estudiante de Psicología, Valparaíso, Chile. 
Con dolor,  pena y esperanza.

Otoño de 2015.
Francisco Farías Mansilla[1]

En nuestras sociedades latinoamericanas y caribeñas, las relaciones sociales entre generaciones, han venido siendo denunciadas por diversos actores, en su carácter Adultocéntrico, es decir, sociedades ordenadas desde la sobrevaloración de lo adulto en desmedro de lo considerado menor (niños, niñas y jóvenes) y de lo que ya pasó (vejez). En esta asimetría (+, -), el mundo adulto aparece como un tiempo social deseable, como el modelo a seguir y como referente normativo que ordena nuestros imaginarios y prácticas.

Vivimos en sociedades adultocéntricas (también patriarcales, capitalistas, coloniales, sociedades organizadas en multidominios), que se construyen desde una cierta imagen de adultez, que posibilita el maltrato hacia nuestros jóvenes, lo que podemos observar al interior de las familias, escuelas/liceos, iglesias, trabajos, entre otros espacios; en la toma de decisiones, en las condiciones que generamos para su participación, en la forma que resolvemos nuestras diferencias, en definitiva, en el trato que construimos con ellos y ellas.

Denostamos sus producciones (contra) culturales, políticas y sociales, las leemos desde nuestros lentes adultocéntricos, esperando siempre tener la última palabra (“Palabra de Adulto”) y la razón al momento de dirimir conflictos entre generaciones. Escuchamos poco. Hablamos mucho. Subvaloramos sus Utopías, creemos que no saben, los pensamos binariamente entre la belleza del joven voluntario y la maldad  del joven que se moviliza protestando por el derecho a la educación. Creemos que “La Juventud es una enfermedad que se pasa con el tiempo”.

En los últimos 25 años, desde la llegada de los gobiernos civiles, el Movimiento Estudiantil(desde el potente silencio de los noventa, pasando por el “Mochilazo” del 2001/2002, la Revolución Pingüina del 2006 y el Movimiento Social por la Educación Pública, Gratuita y de Calidad 2011-2012), corrió el cerco de lo posible y cuestionó nuestra sociedad estructuralmente.Politizaron nuestro orden social, nos mostraron las injusticias del sistema educativo chileno. Criticaron con fundamentos la promesa de integración y movilidad social. Así y todo, los queremos educar unilateralmente desde el mundo adulto, imponiendo la Educación Cívica, como respuesta a la crisis de la clase política y sus vínculos con el capital financiero.

Los Mundos Juveniles resisten la dominación Adultocéntrica. También la reproducen, porque sus prácticas poseen un carácter humano y social. En palabras de un amigo, son “pulentos y charchas” en el mismo movimiento.

El asesinato de los dos jóvenes en Valparaíso, se inscribe como socialmente legítimo, en la medida que hemos generado condiciones materiales y simbólicas para su producción. Hemos llegado a pensar la juventud como una condición deficitaria de nuestras sociedades. Si eres joven empobrecido, mujer, indígena; las posibilidades de constituirse como sujeto disminuyen considerablemente.

Lo ocurrido ayer, lejos de ser un accidente, una tragedia o una acto meramente individual, nos muestra una sociedad que se expresa en su conflictividad social con nuestros jóvenes. Nos habla que hay ciertos sujetos que merecen no existir (por ejemplo,  la campaña radial de un programa que llamaba a “Pitiarte un Flayte”  el año 2005, vinculando pobreza y delincuencia[2]), nos señala nuestras jerarquías sociales.

Así como el movimiento feminista y de mujeres, ha venido denunciado el carácter Patriarcal de nuestra sociedad, con la consigna ¡CUIDADO! EL MACHISMO MATA, necesitamos una consigna para denunciar la dominación Adultocéntrica en nuestras sociedades y co-construir alternativas dignas que posibiliten la constitución de sujetos jóvenes.

Urge hacernos cargo!!!

 




[*] Escribo con mucho dolor. Dolor social por la muerte del asesinato de dos jóvenes en la ciudad de Valparaíso, en el marco de una manifestación estudiantil por mejoras en el sistema educativo, el pasado Jueves 14 de Mayo de 2015.

[1] Trabajador Social, Estudiante Magíster en Ciencias Sociales, FACSO, U. de Chile. Núcleo de Juventudes.

[2] Radio Carolina eliminó polémica sección “Pitéate un Flayte” (Chile, 2005)  http://www.lanacion.cl/noticias/site/artic/20051116/pags/20051116151123.html


lunes, 11 de mayo de 2015

De brazos cruzados…

Miguel Ángel González, militante del Kolectivo Poroto, comparte una interesante reflexión del último Taller de Paternidades en Lo Prado, espacio en el cual estuvimos trabajando con diversos actores y actrices locales de la Red Chile Crece Contigo.

Mayo, 2015.

De brazos cruzados…

La mañana fría recordaba que sí, que ya estamos entrando en los días de bajas temperaturas matinales, lluvias que (esperemos pronto) purifiquen el entorno, y hojas caídas en las calles… esas hojas que a muchxs nos pidieron para confeccionar manualidades infantiles sobre el otoño.

Nunca antes visité Lo Prado, lugar hasta donde nos tocó llegar para compartir con varones de la comuna, sobre eso que llamamos paternidad y crianza. Junto a Carlos y Devanir reparamos en la -a mi juicio espantosa estructura metálica que a modo de arco cruza una calle principal, coronada por una cruz, recordando la vista del Papa a Chile en 1987-. “Otro ejemplo de colonización permanente de las conciencias”, pensé.

Luego, seguimos rumbo al lugar de encuentro: la reluciente Biblioteca Gabriel García Márquez, hasta donde poco a poco fueron llegando tímidos, silentes, pero seguro expectantes nuestros compañeros de jornada. Esos hombres (más dos mujeres que se sumaron), que decidieron ver qué traía este encuentro; que nos regalaron una preciosa mañana de sábado y nos permitieron invertir con ellos un tiempo de encuentro. 

Presentaciones de rigor y establecimiento de algunas nociones importantes para el grupo: trabajo horizontal, aprendizaje mutuo, participación y dinamismo. Nociones que más tarde serían motor del trabajo.

Llegado el momento en grupos, fue el mensaje que me entregaba su cuerpo lo que me permitió ver en él un desafío, una invitación y una curiosidad que opté por canalizar en pos del grupo, y dosificar para que poco a poco, en la medida que él lo permitiera, diera luces sobre lo que tenía para entregar el ser interno que se protegía bajo esos brazos cruzados, aquel ceño fruncido y expresión de impenetrabilidad, acentuado por una piel curtida y manos trabajadoras. Recordé que la paciencia es una virtud revolucionaria y observé, esperé… el diálogo fluyó, y la presencia de una compañera lo dinamizó con lo certero de sus palabras, su gran capacidad expresiva y la gracia de su acento cubano-chileno. 

Su turno llegó sin que lo pidiera.  “No tuve ni tengo relación con mi padre, y no me interesa tenerla. Está vivo, sé dónde y qué hace, pero no me interesa”. Eran el trauma, el abandono, la ausencia, la carencia, y el rencor los elementos que configuraban la vivencia de aquél hijo –también padre- que tanto llamó mi atención. Las conversas continuaron, y a tales experiencias compartidas, había que darles espacio para que continuaran su trabajo de remoción de escombros, pues finalmente, por muy taller que fuese, el de brazos cruzados se desnudaba frente a un grupo de extrañxs.

Minutos antes de culminar el primer espacio grupal, sus palabras vinieron sin ser esperadas. “Lo importante de todo lo que me pasó, es que no quiero repetirlo y no lo repito. Nada de lo que me pasó quiero que ocurra a mis hijas, por eso les entrego amor y todo lo que necesiten, aunque lo material no es lo más importante”.
  
Con ese mismo ritmo fluyeron tantas otras experiencias de vida -que ni este ni ningún escrito son capaces de reflejar fielmente-: de auto crianza en la calle, de esfuerzo, de conciencia de clase por ser sujetos padres en la cultura neoliberal del trabajo, el éxito, el consumo y la escases de tiempo, así como también otras gratificantes; de hijxs con recuerdos felices, padres presentes y figuras de orgullo. Una mixtura que cocinó un plato de los que más se recuerdan, aquellos que llevan varios ingredientes y mezclan sabores.

La jornada llegó a su fin y la palabra más repetida fue gracias; hubo risas, abrazos y valoración por lo entregado y recibido. El compañero de los brazos cruzados nos dejó antes de terminar, pero en mi mente seguía presente la mirada profunda de ese compañero y la decisión política de no repetir, de romper el cerco y ser con lo que vivió, pero para transformar su realidad más íntima... un hombre que, a pesar de lo que su cuerpo decía al comienzo, no se quedó de brazos cruzados...  

Diría que el nombre de la biblioteca está bien puesto. No sólo por el homenaje que, sin duda, se le debe al “Gabo” García Márquez, sino porque mucho de lo que allí ocurrió fue, a mi modo de ver, y como con las mariposas amarillas, un encuentro mágico con el realismo


Migue

viernes, 10 de abril de 2015

Fútbol, Género y Patriarcado: LO DAMOS VUELTA!

“Dicen que el que no tiene de donde
se compra un auto bien grande
para poder relucir
sueña con esas tetas divinas
con muchas piernas cruzadas
un leve toque francés”
“Sed de gol” - JoeVasconcellos

Entrando a la cancha

Nuestra postura como Kolectivo frente al fútbol, no es anti-fútbol. Nos gusta, somos peloteros, vamos al estadio, vemos con placer las pichangas de la población y en algunos casos, jugamos regularmente cada semana. No pretendemos con este ejercicio, construir una moral en oposición al fútbol, porque nos gusta jugarlo, y precisamente; bajo esa constatación;apostamos por de-construir aquellas prácticas que lo secuestran y le asignan relaciones sociales de dominación patriarcales y económicas.  


Primer tiempo

El académico Oscar Barrera en su trabajo “Nosotros no jugamos con viejas” (2011), considera que el fútbol sostiene el sistema patriarcal, a través de la propagación de la representación de un modelo de hombre hegemónico (fuerte, joven, ágil, hábil, tramposo y burlón) a un gran número de espectadores/as, en un contexto neoliberal, que promueve desde la publicidad y el comercio, los estereotipos, atributos y valores del hombre ideal, los cuales por cierto, son según el autor muy funcionales al desarrollo del capitalismo. A nuestro juicio, el patriarcado es anterior al capitalismo; sin embargo, este último se nutre de él para potenciar sus estrategias de acción, es decir, utilizan al fútbol como herramienta para potenciar relaciones sociales en clave de dominación.


Desde el Kolectivo Poroto visualizamos el fútbol como una posibilidad para mirar lo social, en particular, las construcciones en torno a las masculinidades. Particularmente, queremos ver el fútbol desde las relaciones de consumo (re)-producidas en dicho espacio, asumiendo la tarea de reconocer elementos estructurales en torno al fútbol (fútbol mercantilizado, profesionalizado), así como aquellos presentes en nuestras vidas cotidianas que provienen desde esta práctica sociocultural (para entenderlas y de-construirlas, por ejemplo, cuando vamos al estadio, dejamos de gritar consignas homofóbicas, nacionalistas, sexistas). 


Entre tiempo

El fútbol en su carácter “competitivo”, configura relaciones de poder en clave de dominación, cuando se asume como una práctica de sometimiento hacia aquellos que derrota, es decir, con quienes juega/comparte. Visto así, este deporte apuesta por el éxito para excluir a los rivales. Los goles, son parte del maltrato a los otros, “sino ganamos, les pegamos”, y cuando ganamos, ridiculizamos a los perdedores al extremo de anularnos como sujetos.


Según nuestros apuntes del Taller de "Machismo y Fútbol" con el Club Deportivo Mixto Estrella Negra de Estación Central (Diciembre, 2014), el fútbol tradicional se caracteriza por el apoyo económico que tienen los clubes, lo cual aproximaría a estas instituciones deportivas más al negocio del fútbol, que al placer de jugarlo. Por otra parte, no son mixtos. Hay ocasiones donde los equipos cuentan con ramas femeninas, sin embargo, en escasas oportunidades, el fútbol es pensado como una actividad mixta, es decir, donde hombres y mujeres, jueguen en base a sus diferencias y complementariedades (algo similar ocurre con las generaciones, ya que por lo general, los más pequeños y los más mayores, son excluidos del fútbol en su formato tradicional). También se reconoce la dificultad que tienen los jugadores de fútbol para ejercer la libertad de expresión. Al ser los equipos de fútbol; instituciones jerárquicas, las posibilidades de incidir disminuyen en función del lugar que se ocupe en la pirámide que organiza a los clubes (hoy, en su mayoría, sociedades anónimas). Finalmente, las y los participantes del taller; visualizaron que los equipos tradicionales de fútbol tienen un capitán, lo que en principio no dice mucho del ejercicio del poder, sin embargo, en sus experiencias peloteras, el capitán por lo general es hombre, mayor, con más tiempo en el equipo y no siempre consulta los intereses de los integrantes de todos en los equipos.



Diciembre 2014, Centro Social Biblioteca Aeropuerto (Estación Central, Santiago). 


Lo asumido como “natural” en el fútbol, ganar/perder, no es más que un proceso de construcción social, es decir, sus reglas se pueden modificar, en base a los intereses que persiga nuestro quehacer político-social. Si apostamos por la competencia como consigna, el fútbol en su práctica habitual, es perfecto. Si queremos otros tipos de relaciones, comenzar por interrogar los valores que se construyen en torno a él, como práctica social, es una oportunidad.


Segundo tiempo


La profesionalización del fútbol (objeto de consumo, procesos de mercantilización, de dirigentes a empresarios del fútbol, etc.), construyó la idea de esta práctica como una posibilidad de movilidad social, idea que vemos expresada muy fuertemente, en las escuelas de fútbol; donde padres/madres apuestan porque sus hijos/as; algún día lleguen al fútbol profesional (como Alexis Sánchez, por ejemplo). El problema que visualizamos, es que muchas veces estos espacios de acompañamiento, van de la mano de sobre-exigencias, maltratos psicológicos y gritos que castigan cuando las cosas no salen según las expectativas de las y los apoderados.


Si en el caso de las mujeres  se dice que “para ser bellas hay que ver estrellas”, en los varones futboleros para ser futbolista profesional, hay que correr y meterla (poner huevos) y por cierto, no expresar sentimientos que puedan ser leídos como debilidad según el Modelo Hegemónico de Masculinidad Patriarcal.  Gary Medel, seleccionado nacional, en una conferencia de prensa el 2010, en el contexto del mundial de fútbol, dijo “no pude llorar porque dicen que soy el pitbull gay”, frente a lo cual se desataron carcajadas de los periodistas asistentes (18-06-10).


Minuto 90


La feminización del rival (1); aparece como característica del fútbol en su versión patriarcal capitalista: “madres”, “zorras” y “monjas”. La genitalización del derrotado, como sumisión. Pene avasallador para los que pierden. Por su parte en la escuela, “recreo”, nos solemos encontrar  con prácticas que van desde el apropiamiento del espacio por parte de los varones que juegan fútbol, hasta las reproducciones de las violencias de las barras (violencias sociales). La población es también un espacio donde se expresa lo anterior, la “liturgia” de ir al estadio, muchas veces se tiñe de violencia de género (acoso sexual callejero contra las mujeres, por ejemplo). La derrota es signo de debilidad, por eso perder bajo esta perspectiva es inaceptable. La diferencia, lo diverso en este contexto, se transforma en desigualdad, y toda desigualdad merece sospecha y por cierto negación, hasta su desaparición material o simbólica.


Tiempo extra


Las alternativas que visualizamos en este escenario, van de la mano de reconocer en nuestros aliados/as, prácticas que se abren camino desde producciones contraculturales: Chigol y Fútbol por la vida de Costa Rica (experiencias de fútbol callejero), Escuelas de fútbol desde la educación popular, Centros sociales y sus talleres de fútbol mixto, nos dan algunas pistas:


-Apostamos por volver [2] al fútbol como un espacio de socialización, que asuma la construcción social de este deporte, y por ejemplo, pase de prácticas basadas en la competencia a prácticas colaborativas.

-Juntarse a “chutear” (patear el balón) y divertirse sin tantas reglas, viviendo el fútbol como una práctica de encuentro entre sujetos/as que se sienten convocados por el placer de jugarlo, sin tener nada que demostrar (Eduardo Galeano describe el fútbol como el triste viaje del placer al deber).

-Juntarse a compartir en el otro equipo tras el partido. Práctica que en el rugby se denomina “tercer tiempo”.

-Problematizar la “competencia” del fútbol, como una posibilidad para desnaturalizar sus prácticas patriarcales, reconociendo la funcionalidad para el capitalismo (modo de producción).

-Inventar juegos donde el triunfo sea solo colectivo (individualidades que lo sostienen), que promueva la cooperación y el trabajo en equipo.

-Trabajar en equipo para desarrollar nuestros proyectos deportivos y sociales.

-No aceptar insultos en el fútbol (violencia verbal), no reírnos de las bromas machistas y racistas que se dan en los partidos.

-Promover equipos deportivos mixtos e inter-generacionales, donde niños, niñas, jóvenes / hombres y mujeres; se encuentren jugando fútbol, desde sus diferencias y complementariedades. Apostando por pasarlo bien colectivamente.


Cabe consignar, que el Patriarcado nos va ganando “el partido”, por goleada, pero no está muerto el que lucha

#lodamosvuelta!


2da versión ampliada, Abril -2015.
Comentarios a nuestro correo kolectivoporoto@gmail.com
http://kolectivoporoto.blogspot.com/  





[1] Al respecto sugerimos ver  "Madres, zorras, monjas y el fútbol: las mujeres como sinónimo de inferioridad", de la Periodista Vanessa Vargas Rojas http://eldesconcierto.cl/madres-zorras-monjas-y-el-futbol-las-mujeres-como-sinonimo-de-inferioridad/




[2] El fútbol no fue siempre competencia. Eduardo Galeano dedica su libro “El fútbol a sol y sombra” a aquellos niños que se encontraba en los campos de su natal Uruguay. Ellos venían de jugar y cantaban “ganamos, perdimos, igual nos divertimos”. 





miércoles, 4 de marzo de 2015

Rol de los hombres ante el aborto en Chile: “Ellas deciden, nosotros apoyamos y acompañamos”

La discusión sobre el aborto en Chile se ha instalado con fuerza. Las luchas del movimiento feminista y de mujeres por construir mejoras en sus condiciones de vida, ha posibilitado esta conversación social.   


Mucho más allá de la restrictiva discusión que el Estado y la institucionalidad han instalado -en torno a un proyecto de ley que despenaliza la interrupción del embarazo en tres casos específicos- existe una amplia gama de actores y actoras sociales que con menos visibilidad y tribuna para decirlo, señalamos con énfasis y convicción que el aborto libre, seguro y gratuito es un derecho de las mujeres.

Toda reflexión al respecto debe iniciarse reconociendo que ésta ha sido una lucha histórica del movimiento feminista y de mujeres. Asimismo, la búsqueda de un avance real en la plena emancipación de las mujeres requiere que los hombres seamos conscientes de nuestra condición de sujetos privilegiados y caminemos, desde la deconstrucción permanente de la masculinidad hegemónica, hacia una comunidad basada en la equidad efectiva de género.

En este proceso, y frente a la decisión de abortar, los hombres tenemos la oportunidad de comprender varias cosas:


  • El derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo debe prevalecer sobre el derecho de los hombres a la paternidad: no es lo mismo vivir el embarazo en el propio cuerpo, que no vivirlo.

  • El rol de los hombres, ya sea como parejas, amigos, padres o hermanos, debe ser de apoyo y acompañamiento a la autonomía de las mujeres en la decisión sobre sus cuerpos y voluntad de gestar o no, cuándo y con quién hacerlo.

  • El silencio y la neutralidad nos hacen cómplices de los graves problemas que viven las mujeres en torno a la penalización del aborto (hijos/as no deseados, abortos clandestinos e inseguros, estigmatización social, encarcelamiento).

  • Los hombres debemos asumir nuestra responsabilidad en la sexualidad y la prevención de embarazos no deseados, con prácticas sexuales consentidas y métodos anticonceptivos (preservativo, vasectomía).

  • Reivindicamos acciones de política pública: educación sexual, acceso universal a jardines infantiles, anticonceptivos gratuitos, fomento de conciliación laboral-familiar para mujeres y hombres, permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles, y por supuesto: aborto libre, seguro y gratuito.  

A diferencia del Estado y las instituciones que han constreñido la soberanía de las mujeres sobre sí mismas, desde el movimiento social feminista debemos ir más allá. Podemos plantearnos desde lógicas diferentes, desafiando lo establecido, en un marco de  acciones políticas situadas y comprometida con el aborto.      

Conscientes de esa situación, y como colectivo de hombres que desde hace diez años trabajamos en la militancia social con el fin de erradicar el modelo hegemónico patriarcal,  en un nuevo Día Internacional de la Mujer denunciamos y combatimos toda forma de violencia  y discriminación de género, material o simbólica, en el espacio privado o público, y somos claros en reiterar nuestro apoyo a la demanda de que en Chile se avance hacia el reconocimiento pleno de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, entre ellos el aborto libre, seguro y gratuito.

Por un 8 de Marzo sin Abortos clandestinos, “Ellas deciden, nosotros apoyamos y acompañamos”

Marzo, 2015
Comentarios a nuestro correo: kolectivoporoto@gmail.com
www.facebook.com/kolectivo.poroto


sábado, 25 de octubre de 2014

Curso-Taller: "De las certezas a las dudas. Masculinidades en el Chile Neoliberal".

COMUNICADO DE PRENSA
Colectivo de varones convoca a participar en taller sobre género, masculinidades y modelo económico.

La instancia busca ser un espacio de reflexión sobre las diversas aristas e implicancias que presentan la construcción de las masculinidades y las relaciones de género, a partir una visión crítica del modelo capitalista y neoliberal de sociedad.

Un llamado a reflexionar y actuar en torno a estas temáticas es el que hace el “Kolectivo Poroto, hombres por otros vínculos”, organización social que dictará el curso taller “De las certezas a las dudas: masculinidades en el Chile neoliberal”.

Según sus organizadores, el principal objetivo de la actividad es “contribuir a los procesos de sensibilización en torno a la condición patriarcal de nuestra sociedad capitalista neoliberal y a lo que ello está implicando en los varones y en la construcción de sus identidades masculinas”.
Con una duración de cinco días y quince horas cronológicas horas de trabajo en horario vespertino, la jornada de formación abordará materias como teorías de género, masculinidades y patriarcado, noción del cuerpo como elemento político y de placer, y las influencias que sobre la construcción de las identidades y relaciones tiene el modelo patriarcal de sociedad.

Si bien el Kolectivo Poroto es una organización compuesta por varones, con el fin de trabajar la homosociabilidad en las temáticas de género masculinidades y política, en la línea de deconstrucción de los estándares heteronormativos dominantes, el taller será destinado a hombres y mujeres, con cupos limitados (40), entre el lunes 17 y el viernes 21 de noviembre en el Liceo Confederación Suiza, de la comuna de Santiago.

“Las formas de ser hombre y mujer, los roles culturalmente asignados y las relaciones de género, sin duda son afectados por el tipo de sociedad en que las personas se desarrollan. Este taller es una invitación abierta a cuestionarnos y reflexionar sobre qué aspectos podemos modificar en nuestras relaciones entre varones y entre varones y mujeres, con el objetivo de derribar las barreras que nos impone la sociedad capitalista, el machismo y todos aquellos aspectos que impiden relaciones de respeto y mutua valoración”, señaló Francisco Farías, integrante del Kolectivo Poroto.

Mayor información sobre el taller, puede ser solicitada al correo electrónico kolectivoporoto@gmail.com y con Francisco Farías al fono 8-5015001