Ya es de noche otra vez, noche del 15 de septiembre, independencia de Centroamérica... Desde muy temprano y hasta tarde tronaba el ambiente, el cielo se partía con el paso de los aviones y helicópteros, se cuadraba el aire al son de las bandas militares que se repartían en el terreno y el sol fue el foco principal de este martes. Si bien este tipo de celebraciones no son mis preferidas, fue inevitable acordarme de Chile y el 18 que se viene encima. Ya estarán los supermercados tricolores y sus pasillos con esculturales huasas de fundo ofreciéndote la mejor opción para ese asado inolvidable.
Sin embargo, no puedo decir que en algún lugar de mi estómago no extrañaré el infaltable asadito y el vinito de costumbre, sobre todo andando en esta tierra de frijoles y más frijoles.
Pero el trabajo que acá se vive deja en segundo plano los frijoles y las tortillas de maíz.
Hace tiempo que no escribía, no es porque no tenga nada que escribir, sino todo lo contrario. ¿Por dónde empezar y qué contar de los días que hemos pasado en Ayagualo la primera semana, en Suchitoto descansando y ahora en Mejicanos, volviendo al trabajo?
Empezar por el final quizá que es lo que está más fresco en la memoria... Luego de un descansito en la hermosísima ciudad de Suchitoto (busque UD. en la web y verá que es cierto lo de hermosísima), con asado argentino-uruguayo-chileno incluido, nos vinimos a Mejicanos, cerquita del centro de San Salvador.
Durante todo el proceso hemos trabajado sobre nosotros mismos, no por eso ajenos a la sociedad, pero el énfasis de la Escuela Equinoccio está centrado en el reconocimiento del modelo hegemónico de masculinidad (MHM) en nuestros propios cuerpos y prácticas, es decir, con la consigna de que la transformación primero es personal.
¿En qué me parezco al MHM? ¿en qué me distancio del MHM? No es fácil reconocer ni lo uno ni lo otro. Pero claro que hay bastante de ambos, más de lo que uno pensaba...
No basta con tener un discurso de trabajo en género, profeminista, de trabajo en masculinidades... No basta.
Si bien es cierto que el MHM se ha desenvuelto muy bien en el terreno académico y han habido grandes avances de las compañeras feministas primero y más tarde de hombres involucrados en el tema, no es en el discurso ni en los ensayos, paperas, investigaciones, etc donde el MHM causa más inequidades, sino en la cotidianeidad, en los juegos, en las relaciones humanas con otras y otros, en las relaciones que establecemos con nosotros mismos y con el medio...
El MHM se esconde de manera muy sutil, se renueva y acomoda según las edades, etnias, clases sociales y géneros.
Gracias a este acomodamiento y el descuido nuestro para identificarle, el MHM sustenta la violencia ejercida a mujeres y hombres, violencia que llega hasta la muerte, tal y como lo hemos visto en los últimos días.
Por eso debemos estar alertas. Alertas primero con nuestros cuerpos, con nuestras performances, nuestra forma de saludar, de abrazar, de demostrar cariño. Luego alertas con las sutilezas de las relaciones con otras y otros, alertas con las manipulaciones, justificaciones de la violencia física, económica, psicológica, simbólica, etc. También estar alertas al medio y sus violencias, a las injusticias y condiciones que ayudan a sostener este modelo, sabiendo que no estamos ajenos a reproducir estas violencias, pues no dejamos de ser parte del medio social.
La invitación de esta primera semana de trabajo es a estar alertas, instalar la sospecha en lo que hacemos y decimos, recordar que nada es tan natural como parece, estamos invitados a ajustar el foco y ver más allá de lo que vemos.
Ó.
Un gran saludo despues de tanto tiempo,,, que nuestros derechos no se transen jamas!!!
ResponderEliminarDesde los callejones de Valparaíso un gran abrazo
Hermano:
ResponderEliminarQue placer leerte!. Hasta parece que te escucho con ese acénto que insiste en deformar nuestro español. jeje
Te abrazo.
Alfredo (México)